ARTE MARCIAL COMO TERAPIA
Existen numerosos estudios que muestran el efecto beneficioso de
diversas actividades deportivas para personas con necesidades especiales
(discapacidades). También se ha investigado la práctica de las artes marciales
para este grupo de personas (retraso de desarrollo, niños invidentes, niños
hiperactivos, niños con problemas de psicomotricidad) y se han encontrado
resultados interesantes (especialmente el judo).
Ahora también se ha empezado a
evaluar los efectos terapéuticos de las artes marciales para problemas
psicológicos, y ya existen estudios que demuestran su efectividad para ayudar
en casos de mujeres abusadas, pacientes con trastornos alimentarios y con
problemas de drogas. De especial interés es la práctica del arte marcial para
niños y adolescentes procedentes de familias disfuncionales, con problemas de conducta
e incluso en casos de adolescentes delincuentes.
En algunos estudios la mejora
en el caso de adolescentes con problemas de conducta o problemas emocionales
conseguida mediante el programa de arte marcial (en estos caso, judo y aikido)
era incluso superior al tratamiento psicológico tradicional (terapia
conductual). Se han utilizado las artes marciales también como tratamiento
preventivo en adolescentes pre-delincuentes. En un famoso estudio se compararon
tres grupos de delincuentes juveniles: un grupo recibió entrenamiento
?tradicional? de Taekwondo (técnicas, meditación, filosofía del Taekwondo),
otro grupo recibió entrenamiento ?moderno? (sólo técnicas) y el tercero
simplemente recibió un programa de ejercicios físicos. Al cabo de seis meses,
los alumnos del grupo de ejercicios mostró un aumento en autoestima; el grupo
que había recibido Taekwondo tradicional también mostró un aumento de
autoestima, pero a la par con una disminución significativa de agresividad y
ansiedad.
En cambio, el grupo que había participado en el Taekwondo moderno había incluso aumentado su tendencia de agresividad y delincuencia. Estos resultados se pueden generalizar a otros estilos de artes marciales. El karate goju-ryu, tal y como se practica en el Club karate Sant Cugat, es uno de los estilos donde se practican los elementos tradicionales (katas, control de la respiración, concentración, meditación). Es importante destacar que autoestima y asertividad no es lo mismo que narcisismo y agresividad. Mientras el narcisismo es el grandioso sentido de la propia importancia, la autoestima es el aprecio hacia uno mismo ? pero incluye el respeto y aprecio hacia los demás.
En cambio, el grupo que había participado en el Taekwondo moderno había incluso aumentado su tendencia de agresividad y delincuencia. Estos resultados se pueden generalizar a otros estilos de artes marciales. El karate goju-ryu, tal y como se practica en el Club karate Sant Cugat, es uno de los estilos donde se practican los elementos tradicionales (katas, control de la respiración, concentración, meditación). Es importante destacar que autoestima y asertividad no es lo mismo que narcisismo y agresividad. Mientras el narcisismo es el grandioso sentido de la propia importancia, la autoestima es el aprecio hacia uno mismo ? pero incluye el respeto y aprecio hacia los demás.
La asertividad es una forma de autoafirmarse: de hacerse valer y conseguir lo
que es justo, pero sin agresividad y conservando el respeto hacia los demás.
Quizás aquí está la llave por qué el arte marcial tradicional aumenta la
asertividad, pero disminuye la agresividad: muchas personas son agresivas
precisamente por una falta de autoestima; sus sentimientos de inferioridad no
permiten otra conducta, sienten una necesidad de denigrar a los demás para
sentirse mejor o superior ellos (afán de superioridad). Por eso, una persona
con buena autoestima no tiene necesidad de ser agresiva. Y curiosamente, aunque
se supone que el arte marcial prepara para enfrentarse a
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