Desde los primeros tiempos el ser
humano se ha visto obligado a defenderse de
agresiones de muy diversa índole, bien para defender su territorio, sus bienes,
e incluso su propia vida.
Obviando
los intereses colectivos como la defensa de un país donde entraríamos ya en una
confrontación bélica a gran escala y desde un punto
de vista actual debe entenderse la defensa personal como una acción
cuyo objetivo es evitar o en caso extremo repeler una agresión física cuyo
resultado puede ser la lesión más o menos grave de la persona o incluso la
muerte. Si abordamos la defensa personal desde el punto de vista de las ARTES MARCIALES tradicionales, existen muchos sistemas diferentes, tantos como artes
marciales existen, cada uno con sus características particulares y con enfoques
diferentes, pero todos ellos con un objetivo común, independientemente de la
desviación hacia el aspecto deportivo que cada arte en particular haya experimentado, lo que incide
negativamente en el aspecto de defensa personal, salvo en aquellos casos donde se haya procurado salvaguardar los valores
marciales y donde se haya desarrollado un sistema de trabajo enfocado en esa
dirección.
En cualquier caso se puede afirmar
o creo poder afirmar que todos los artes marciales, al menos en su origen
tienen su propio sistema de defensa personal, enfocado y adaptado lógicamente a
sus peculiaridades. El Ju-do, el Karate-do, el Aiki-do, el Jiu-jitsu, el
Tai-jitsu, el Kempo Karate, el Hapki-do, el Shorinji-kempo, el Vietvodao, el Kung fu, el Ninjutsu
y un largo etc. de artes de lucha aportan cada uno de ellos su grano de arena
hacia la defensa personal.
Por lo tanto y basándome en las
anteriores reflexiones, asevero que ningún arte en particular debe atribuirse
en exclusividad el concepto de defensa personal. De la igual manera, también se
deduce que la defensa personal no es una disciplina en sí misma sino que cada
arte propone un sistema diferente hacia la D.P. adecuado a sus propias
características. Todo esto sin perjuicio de que pueda haber Budokas (artistas
marciales) que
hayan practicado además de su propio arte, en mi caso el Karate,
otro arte como complemento,
como es el Tai-Jitsu (muy válido por cierto), o kobudo o kenjutsu como también
es mi caso, no por ello voy a hacer una mezcolanza de todo, llamarle como a mí
me apetezca y venderlo como una disciplina en sí pues en su conjunto carece de
un sistema metodológico para una correcta comprensión, asimilación y desarrollo
de conceptos que por separado y originariamente si tienen.
El aspecto
deportivo
Es el enfoque hacia la
practica deportiva (campeonatos, competiciones , torneos, etc.), que puntualmente han
sufrido artes marciales como el judo, el karate,
el taekwondo, etc, que por otra parte era necesario para conseguir difundir el
arte. Para tales fines se crea un reglamento de competición al objeto de que no
constituya un peligro dicha práctica, de esta manera y a partir de
mediados del siglo pasado, alcanzan gran popularidad y desarrollo en todo el mundo.
Aunque
el último fin de estos artes no es la defensa personal, si es cierto que en
algunos casos el desarrollo de ese aspecto no ha ido parejo al desarrollo en el
campo competitivo deportivo, con lo que en la última década ha habidoun éxodo masivo de gente del karate (por poner un ejemplo, el del arte que yo
practico) hacia otros artes que en principio se ajustaban más a la búsqueda de
unos objetivos que este no les aportaba.
Autor:
José Ramón Álvarez Ruiz-Huidobro
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